HA LLEGADO LA HORA. ¡PARA ESO HE VENIDO!
Simón un fariseo que se había sanado de lepra por un milagro de Jesús, decide convocar a una reunión en su casa para agradecerle por el favor recibido. Acudieron muchas personas a Betania, algunos curiosos por ver a Lázaro. Los lideres religiosos reunidos en el Sanedrín, cegados por la envidia y el prejuicio acordaron dar a Judas 30 monedas de plata para que entregara a su maestro, no querían a Cristo en su camino, pues sentían que su liderazgo estaba en peligro ya que las mayorías seguían a Jesús desde que había resucitado a Lázaro, así consideraron también la idea de que Lázaro debía morir.
La fiesta continuaba, Jesús estaba sentado entre Simón y Lázaro, Marta servía a todos los asistentes y María sentada a los pies de Jesús, atendía con fervor a cada palabra que salía de sus labios, agradecida por su liberación y por la resurrección de su hermano. Había escuchado de la muerte de Jesús, pero ahora escuchaba que pronto sería coronado Rey. Quebró un frasco de perfume que había comprado con mucho sacrificio, derramó su contenido en la cabeza y pies de Jesús, llorando humedecía sus pies y los secaba con su larga cabellera.
Al instante se oyeron la criticas de Judas quien no estuvo de acuerdo con lo hecho por María, porque lo consideró un despilfarro y opinó que era mejor darlo a los pobres. Este se consideraba un gran administrador y así lo hacia creer a los demás discípulos, pero en el fondo la codicia lo gobernaba. Jesús exalta la acción de María, resaltando que lo ha hecho para ungirlo antes de su sepultura y profetizo que donde se predicara este evangelio se conocería esta obra de María, de esa manera dio tranquilidad a esta mujer que se sentía nerviosa por los comentarios de Judas. Jesús leía el corazón de Judas, con sus palabras le hizo entender que El conocía las intenciones de su corazón y con el elogio hacia María, le provocó un resentimiento que lo llevo al Sanedrín a vender a su maestro, se entregó a la avaricia hasta subyugar todo su ser.
Por otro lado, Simón pensaba dentro de sí, que Jesús debería rechazar lo que hacía María, porque la consideraba pecadora, indigna de acercase a Cristo y a la ves dudo de si Jesús era profeta por permitir que María lo tocara, era duro de corazón. Jesús leyendo sus pensamientos le hace comprender que María está muy arrepentida y agradecida, ella lo ama tanto porque siente que ha sido perdonada mucho; cosa que le faltaba a Simón, porque no lavo los pies de su invitado, no había hecho ninguna obra de agradecimiento hacia El y en cambio María no cesaba de agradecer. Al final Simón comprende las palabras del maestro que obraron dentro de la conversión, al llegar a la conclusión que El era más pecador que María.
Al día siguiente sabiendo que Jesús iría Jerusalén, lo acompañaron desde Betania muchos de los que habían llegado a casa de Simón y en el camino se juntaron con los que iban a la fiesta de la Pascua. Jesús acepta el rango de Rey. Era necesario que los judíos se dieran cuenta de la identidad de la persona que pensaban crucificar: ¡su propio Mesías!; iba montado en un burrito, tendían las ropas a su paso, y cantaban el himno de la pascua, ¡Hosana!, bendito el que viene en el nombre del Señor, convencidos y esperanzados de tener un rey que los libraría del yugo romano. Los discípulos, también compartían las mismas creencias de la multitud.
Al saber Jesús que era buscado por lo griegos, anuncio su muerte porque para eso había venido, para glorificar al Padre, si el grano no cae y muere no puede dar vida, así comparaba su muerte muy necesaria para darnos vida eterna, el egoísmo destruye la vida. Jesús dio su vida para darnos vida eterna. Desde el principio del ministerio de Jesús Satanás le tentó a evitar la cruz, Jesús declara que ha llegado el fin del reinado de Satanás en el corazón humano porque si El es levantado de la tierra a todos atraería hacia Él. Las señales hechas por Jesús fueron suficientes para que todos los que las conozcan crean que Él es el Mesías enviado para el rescate de la humanidad. El que rehúse creer, será juzgado por las mismas palabras de Jesús.
Los gobernantes, lideres judíos, rehusaron creer, hicieron prevalecer los privilegios terrenales, los lujos, la opulencia, el poder que podían obtener por causa de la religión…. Y así sellaron por la eternidad su destino. Muchos de los que ciegamente o por interés siguieron a esos lideres también rechazaron a Cristo. Y tu conociendo las señales que demuestran que tienes un salvador que te ofrece vida eterna ¿Creerás en Jesucristo o te unirás al grupo de los incrédulos?
Autor: Nelly Gomez.
