ISAIAS 58

Muchas veces podemos estar engañándonos, creyendo que estamos haciendo las cosas como Dios quiere, pero cuando analizamos detenidamente nuestro ser interior nos damos cuenta que no ha habido más que hipocresía.

Antes de que podamos recibir las bendiciones prometidas debemos arrepentirnos de todo corazón.

Así como la nación judía estaba llevando una vida basada en las formas externas del cumplimiento de la ley, como dice en Mateo 23:24-28, nosotros podemos estar cayendo en el mismo error. Pero lo que Dios quiere es que tengamos un corazón sincero, amante y dispuesto para la obediencia a Él. La verdadera religión es práctica.

El verdadero Ayuno que Dios pide que tengamos, no es decir estoy ayunando y tener la cabeza gacha, el rostro pálido, y que todos lo sepan, el profeta Isaías nos dice en qué consiste el verdadero ayuno: compartir el pan con el hambriento, soltar las cargas de impiedad, dar libertad a los oprimidos.  El verdadero ayuno es tener empatía con el prójimo, estar dispuestos a ayudar a suplir sus necesidades. El verdadero ayuno consiste en la práctica de la justicia, la misericordia y la humildad (Miqueas 6:8).

Cuando nuestro corazón se dispone al verdadero ayuno, las promesas de Dios no se hacen esperar: Nacerá la luz como el alba, la salvación se dejará ver pronto, la gloria de Jehová será nuestra retaguardia, en las tinieblas nacerá la luz, y la oscuridad será como el medio día. Cuando llamemos, Jehová nos responderá, saciará nuestra alma, dará vigor a nuestros huesos. Seremos llamados reparadores de portillos y restauradores de calzadas para habitar.

También encontramos una hermosa promesa cuando retraemos nuestros pies de hacer nuestra voluntad en el día sábado, nos hará

subir sobre las alturas de la tierra y nos dará a comer la heredad de Jacob nuestro Padre.

Las promesas de este capítulo son maravillosas, fieles y verdaderas y nos deja lecciones de filantropía muy importantes para nuestra vida cristiana. Jesús dejó todo y vino a este oscuro mundo a darlo todo, es el mayor ejemplo para nosotros para que como él hizo, nosotros también hagamos, que podamos sentir la necesidad ajena, que podamos tener empatía con el que sufre. Somos llamados a restaurar a reconstruir, nuestro mundo está roto, por donde quiera que vayamos, encontramos corazones rotos, hogares rotos, pero podemos ir a ellos y ayudar en la reconstrucción tanto familiar como personal.

Cuando uno mi corazón al de Jesús voy a tener su espíritu para servir, y ayudar, a todas las personas que necesitan de mí.

La observancia del sábado también nos ayuda a cumplir esta misión, Jesús dijo en mateo 12:12 “El lícito hacer el bien en sábado”

El llamamiento es a servir y según este texto, específicamente en sábado, no es que no se pueda hacer otro día, pero hay bendición especial en sábado.

Finalmente se dará la recompensa, a todos aquellos que hagan bien, la heredad de Jacob, la vida eterna. Dios nos ayude a estar en ese grupo que subirá sobre las alturas de la tierra. AMEN

 

Autor: Yaneth Herrera.

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